Detrás del escaparate

La ciudad cuida y deja hacer a sus gatos, gatos callejeros, sin pedigrí, gatos que te cautivan, que te piden de comer, que iluminan las calles por donde vas. Cualquier persona que se para a observar a un gato en Estambul,  aunque no comparta ni creencias, ni nacionalidad, ni color de piel, ni cultura, sí comparte un hilo común de ternura y compasión, común a lo que nos hace humanos.
Tomada en Estambul