El árbol blanco



La altura y la nieve le impedían avanzar debidamente, dar un paso más se le hacía difícil. No sabía qué iba a encontrar más arriba porque la densa niebla impedía ver. En un momento que la niebla parecía disiparse pudo contemplar la belleza de aquel árbol de hielo, con una filigrana tan perfectamente ejecutada y con esa apariencia de fragilidad, que parecía tejido por los propios ángeles. Sin embargo, a pesar del frío intenso tuvo que continuar su camino hacia la cumbre.
Tomada en Kolitza. Balmaseda. Bizkaia